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SOCIEDAD

Ante el perjuicio que sufren tanto las personas presuntamente acosadas como las supuestas acosadoras

FAPA-Getafe reclama prudencia y un mejor diagnóstico a la hora de calificar casos como acoso escolar

FAPA-Getafe reclama prudencia y un mejor diagnóstico a la hora de calificar casos como acoso escolar
Redacción / 6 de abril 2018

La FAPA-Getafe (Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos) ha hecho público un comunicado de apoyo a la familia y a una alumna acusada de acoso por la dirección de instituto donde estudia. En su comunicado, la FAPA destaca que, “cuando hace aproximadamente un mes una madre llegó a la sede para explicarnos el motivo por el cual acudía a nosotros, al mirarle a los ojos vimos el sufrimiento por el que estaba pasando debido a una situación anómala e injusta, bajo su punto de vista, por lo que decidimos atender su solicitud”.

Continúa el texto explicando que la alumna “había sido expedientada y expulsada del centro durante siete días por la dirección del instituto donde estudia por haber cometido supuestamente acoso a otra alumna. Nos relataba que su hija tiene un brillante expediente tanto académico como disciplinario, sin anotación alguna en la agenda por mal comportamiento, que ambas chicas son amigas desde los 3 años y que no ha habido ninguna denuncia por parte de la otra familia, sino todo lo contrario: opina que ambas deben aprender a relacionarse mejor y que desde el centro se les debe ayudar a salvar sus diferencias sin la apertura de un expediente por acoso escolar ni, mucho menos, la expulsión”.

Dado el impacto que para la FAPA supuso conocer esta historia, se han planteado “dar voz a esa madre y a muchas familias que, como ellos, habrán sufrido en silencio esta situación, lanzando una pregunta a modo de reflexión: ¿Y si no es acoso?”.

El protocolo para la corrección y sanción de las situaciones de acoso escolar de la Comunidad de Madrid indica que “es una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios”.

Estiman desde la FAPA que “estamos tan sensibilizados con el tema que muchas veces cometemos el error de tildar como tal las discusiones y los insultos entre iguales, que, no siendo lo apropiado ni lo deseado, por desgracia es lo que se repite día a día, como acoso, aunque no haya intención de hacerse daño ni se eligen como víctimas, sino que son amigos que se relacionan de manera inadecuada sin la voluntad de agredirse psíquicamente”.

Destacan igualmente en su comunicado que “sería importante que antes de abrir expedientes largos y tediosos tanto para la persona supuestamente acosadora como para la supuestamente acosada, se debe trabajar desde los centros la convivencia positiva y la prevención del acoso y que, cuando existiera alguna situación de alarma, se intente solucionar por la vía del diálogo, acuerdo entre los alumnos, alumnas y familias implicadas”.

Cuando no es acoso, como sostiene la madre del caso referido, “las consecuencias son negativas para ambas partes; en este caso para la chica supuestamente acosada, que lejos de verse apoyada y querida por sus compañeros y compañeras de clase, ve cómo es aislada por miedo a verse involucrados en un expediente como le ha ocurrido a la supuesta acosadora. Y para la supuesta acosadora, ya que se siente señalada, juzgada y ‘etiquetada’ tanto por el profesorado como por el resto del alumnado. Además de que la supuesta falta disciplinaria constará en su expediente”.

Por todo ello, la FAPA concluye que “el acoso es una lacra que debemos erradicar de todos los ámbitos, pero desde aquí hacemos un llamamiento al profesorado, equipos directivos, profesionales de la enseñanza y, por qué no, al alumnado en general, para que seamos cautos a la hora de calificar una relación de acoso y que se apliquen ‘vacunas’ antes de administrar ‘antibióticos’, es decir, que se apliquen medidas pedagógicas para mejorar la convivencia positiva y prevenir el acoso antes que abrir expedientes de acoso sin haber trabajado y estudiado minuciosamente el caso. Un error en el diagnóstico conlleva irreparables perjuicios y lejos de subsanar un problema crea el efecto contrario, aislamiento, sentimiento de culpabilidad y mala convivencia entre el alumnado y la comunidad educativa”.


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